Los domingos son como cuando tienes un chocolate y te lo comes de a poquitos, procrastinando la manoesada idea de que en algún momento, tendras que tomar el ultimo trozo y la nostalgia se apoderará de uno
Pero allá vas, mientras no sea el último vas disfrutando con ahínco sin mirar más.
O pienso también que los domingos son como las verduritas que se te quedan en el fondo del plato y que en algún momento una de ellas sera la última.
No sé por qué relaciono el domingo con la escena nostálgica que me da elegir una cosa y dejar otra.
O como cuando el gato se me viene al regazo y de manera tácita, con los ojos abiertos como plato me dice que él también se siente en un bucle de saudades por ser domingo que para algunos último, y para otros primer dia de la semana
Pero que para la gente como yo
Gente como uno
el domingo siempre será permanecer bajo la sombra de algún cansado cerezo.