Lo que antes era cotidiano como besar, abrazar, pegar los cuerpos en una muestra de cariño, amistad y amor es lo que hoy, paradójicamente nos puede matar. Estoy dándole vueltas a este sinsabor de sucesos, a la angustia y a la desolación, deseo estrechar a mis amigos, pero no puedo, el riesgo es alto, las lecciones son duras y nadie esta preparado para dejar todo de golpe. Yo menos.
Resistir es la palabra que hoy retumba mis oídos más no puedo predicarlo a rajatabla como mi mente lo entiende, me queda el autoconsuelo, el "todo saldrá bien y cuando menos lo esperemos podremos disfrutar de tomar aire, de estrujar a alguien que quieres, paciencia, bendita paciencia."