He lagrimeado y de pronto recordé la belleza del saudade la belleza tétrica gramaticalmente hablando aunque la nostalgia por si misma te coma como gusanos sobre la carne muerta
Saudade saudade, palabra corta pero de peso largo, largas mis penas, mis aguas
La ansiedad espera el buffet de comida tailandesa que represento para ella o por que no, mejor comida italiana porque amo las pastas(esta soy yo) para sumergirse en mi líquido cefalorraquídeo y hacerme marinar entre un ácido recuerdo y una amarga conclusión que escuché hacía unas horas.
Le dejo al agua mojarme hasta los huesos mientras me he tirado a llorar a una esquina a chorro abierto, siempre tuve curiosidad de saber cuantos centimetros cúbicos podía llorar alguien, quizás yo tiré un litro de agua de los ojos perpetuos que no se cansan de ver
La palabra crisis me da cringe y a la vez me puteo por usar ese término creepy del inglés (joder soy un caso perdido) para referirme a alguna huevada que ni yo misma se como dibujar, me pierdo entre el llano y el agua de la ducha que me cae por la cabeza para luego sobarme la espalda y mientras baja por mi cintura siento que mis nervios van resqubrajándose de tanto caos, me gusta imaginar que recibo caricias del agua y que el piso frío sirve para amortiguar la fiebre que me revienta el cráneo saturado en verdes.
Siento que hice algo mal y que no puedo remediarlo, aun cuando en el fondo de mi lúgubre y fino cuerpo se que no me gusta escuchar cosas con sentido porque soy la loca que siempre anda 23 horas horas al día inventando guiones con personajes ficiticios y la vez yo misma dirijo a los actores en mi mente y me encargo de la dirección del arte porque siento que si otro lo hace no será igual.
He terminado, sí del llanto y del agua, me meto en la toalla como si dos manos me atrapasen y me estrujaran contra la tela porosa pero reconfortante, seco las gotas y el alivio me invade, el sosiego de haberme salido a flote, como si alguna fuerza me hubiese inyectado el nectar de las flores para que la glucosa se convierta en atp y así haber recobrado la paz desde las mitocrondrias
Me digo a mi misma que me quiero y que a veces los ratos efímeros en cuanto a felicidad son los más momentos más cortos respecto a la realidad.