Soñe que estaba en Varsovia, sentada en una callecita, como de costumbre sentada en la acera mirando a la gente pasar creyendo que por ahí también habia pasado Frederic alguna vez, lindo oler el frío, el café recién pasado goteando en sincronía con el chasquido de dientes.
Polonia
espera por mi, dedicaré muchísimos días para adentrarme en tu regazo, cual gato callejero con huellas de haber buscado quién sabe qué.